El gran problema al observar los sentimientos y cómo repercuten en nuestro cuerpo es que ahí está el momento de elegir la reacción y el desencadenante que nos deja de esa manera. Entonces, aunque no tenemos control sobre lo que nos llega, tenemos una opción sobre cómo proceder. Es lo que dice el dicho «no importa lo que te hagan, sino lo que hagas con lo que te hacen». Una vez que se entiende esto, podemos ejercer la ecuanimidad. O bien, la observar los sentimientos, sensaciones y eventos, y darles la bienvenida sin la necesidad de querer cambiarlos o escapar de ellos…respondiendo y estando presentes en cada momento.
Después de todo, no hay sentimientos vacíos, buenos o malos. Tienen un papel en nuestra vida y cuanto más nos eduquemos acerca de ellos, más encontraremos el equilibrio dinámico que requiere la vida.
Bueno, hay otro aspecto que creo que es importante … La comunicación no violenta nos enseña que los sentimientos expresan necesidades insatisfechas. Ejemplo: en una discusión grupal de WhatsApp, una persona hace un comentario discriminatorio. Una persona lee y siente su cuerpo temblar, lágrimas en los ojos, experimenta la emoción de la ira y sentimientos como la indignación y el malestar, y luego escribe argumentos sobre por qué ese argumento no es aceptable. Una nueva ola de sentimientos no entra en su argumento, y por lo tanto, un deseo de respuestas. Este circuito de estímulo-sentimiento-respuesta puede ser infinito. Pero, centrémonos en el primer sentimiento (molestia). Este sentimiento revela una interpretación (no me oyeron) y una necesidad insatisfecha: comprensión.
Entendiendo la necesidad, es posible actuar para que la persona que la siente satisfaga esta necesidad (liberándola desde la perspectiva de la otra) y también para prepararse para la respuesta. En nuestro ejemplo, la persona puede basar mejor sus argumentos y dirigirlos a las personas del grupo que pueden unirse a él/ella en el debate.
Cuando entendemos que todo puede ser una invitación y no una obligación, y que muy raramente hay verdaderos villanos, y que somos protagonistas de nuestra vida. La educación emocional nos acerca a la libertad que buscamos de muchas otras maneras … porque ella (la educación emocional) le da el lugar y el peso real a cada acontecimiento de la vida.
Cuando lo único que nos queda es vivir, podemos sentirlo en el interior y día a día vamos conquistando nuestra libertad. Porque después de todo es un ejercicio.